Existen diferentes tipos de paneles solares, cada uno con sus propias características, ventajas y desventajas. Los tres tipos más comunes en el mercado son los monocristalinos, los policristalinos y los de película fina. La elección depende de las necesidades individuales, el presupuesto y las condiciones de instalación.
Los paneles solares monocristalinos están hechos de un solo cristal de silicio. Se distinguen por su alto coeficiente de rendimiento (eficiencia), generalmente entre el 18 y el 22 %. Gracias a su alta eficiencia, se requiere menos área para obtener la misma cantidad de energía, por lo que son ideales para techos con espacio limitado. Sus principales ventajas son la durabilidad y la estabilidad de funcionamiento incluso con poca luz. La desventaja es su costo relativamente alto debido a la compleja tecnología de producción.
Los paneles policristalinos se fabrican a partir de varios lingotes de silicio. Tienen una eficiencia ligeramente menor, entre el 15 y el 18 %, pero también son más económicos. Su principal ventaja es su favorable relación calidad-precio. Son ideales para grandes áreas donde el espacio no es un problema. Sin embargo, en comparación con los monocristalinos, son menos eficaces en días nublados y altas temperaturas.
Los paneles solares de película fina se distinguen por su estructura flexible y su fácil instalación. Se fabrican con diversos materiales, como telururo de cadmio o silicio amorfo. Su eficiencia es la más baja (entre el 10 % y el 13 %), pero son más económicos de fabricar y funcionan perfectamente con luz difusa. Su principal desventaja es su mayor superficie de instalación y su menor vida útil.
Al elegir el tipo de paneles solares, es importante considerar la superficie de instalación, el presupuesto y las necesidades energéticas, ya que cada opción ofrece un equilibrio diferente entre eficiencia, precio y durabilidad.